lunes, 17 de agosto de 2009

Los tres viejecitos

Una mujer salió de su casa y vio a tres viejos de largas barbas sentados frente a su jardín. Ella no los conocía y les dijo: -No creo conocerlos, pero deben tener hambre. Por favor entren a mi casa para que puedan comer algo.

Ellos preguntaron: -¿Está el hombre de la casa?

-No-, respondió ella, -No está. -Entonces no podemos entrar-, dijeron ellos.

Al atardecer, cuando el marido llegó, ella le contó lo sucedido.

¡Entonces diles que ya llegué e invítalos a pasar!

La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa.

-No podemos entrar a una casa los tres juntos-, explicaron los viejitos.

-¿Por qué?-, quiso saber ella.

Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó: -Su nombre es Riqueza... Luego indicó hacia el otro. -Su nombre es Éxito... y yo me llamo Amor. Ahora ve adentro y decidan con tu marido a cuál de nosotros tres Uds. desean invitar a vuestra casa.

La mujer entró a su casa y le contó a su marido lo que le habían dicho.

El hombre se puso feliz: -¡Qué bueno! Y ya que así es el asunto, entonces invitemos a Riqueza, dejemos que entre y llene nuestra casa de riqueza.

Su esposa no estuvo de acuerdo: -Querido..., ¿Por qué no invitamos a Éxito?

La hija del matrimonio estaba escuchando desde la otra esquina de la casa y vino corriendo con una idea: -¿No sería mejor invitar a Amor? ¡Nuestro hogar entonces estaría lleno de amor!

-Hagamos caso del consejo de nuestra hija-, dijo el esposo a su mujer. Ve afuera e invita a Amor para que sea nuestro huésped.

La esposa salió afuera y les preguntó a los tres viejos: -¿Cuál de ustedes es Amor? Por favor, que venga para que sea nuestro invitado.

Amor se puso de pie y comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y lo siguieron.

Sorprendida, la dama les preguntó a Riqueza y Éxito: -Yo sólo invité a Amor, ¿Por qué también vienen Uds.?
Los viejos respondieron juntos: - Si hubieras invitado a Riqueza o Éxito, los otros dos habrían permanecido afuera, pero ya que invitaste a Amor, donde sea que él vaya, nosotros vamos con él. ¡Dondequiera que hay amor, hay también riqueza y éxito!

lunes, 3 de agosto de 2009

Una estrella de mar

Cierto día, caminando por la playa, reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez. Tan pronto como me aproximé, me di cuenta de que lo que el hombre agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.

Intrigado, le pregunté sobre lo que estaba haciendo, y el me respondió:

- Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano. Como ves, la marea es baja, y estas estrellas han quedado en la orilla; si no las arrojo al mar, morirán aquí por falta de oxígeno.

- Entiendo- le dije-, pero debe de haber miles de estrellas de mar sobre la playa…No puedes lanzarlas todas. Son demasiadas. Y quizá no te des cuenta de que sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa. ¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?

El nativo sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina; y mientras la lanzaba de vuelta al mar, me respondió:

-¡Para ésta sí tiene sentido!
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