martes, 29 de julio de 2008

Gracias

Hoy, os dejo la letra de una canción, ya me diréis que os parece...


Me acuerdo y ya hace tiempo cuando un recreo era más que un trofeo cuando ser el pequeño, significaba que eras lo 1º y recibir un premio era encontrar al mejor delantero metido en aquel cromo, tan buscado era tu tesoro.

Y gracias fue tan bonito por darme tanto, cuando era niño y gracias lo necesito lo llevo dentro y vive conmigo.

Hacer daño era trampa, multiplicar un lío y regalar cariño no era competitivo y a las diez en casa, me dejas un ratito!! y de escribir mil cartas todo lo hemos perdido.

Y gracias fue tan bonito por darme tanto, cuando era niño y gracias lo necesito lo llevo dentro y vive conmigo.

Un problema era tarea, y el amor felicidad el verano era más largo mi refugio era mamá nada se quedaba dentro yo sabia perdonar siempre disfrutando el tiempo siempre siendo de verdad.

Aquellos 15 años, aquellos “findes” que lejos están aquellas ilusiones ya no se tienen no se sienten igual aquellas noches largas, aquellas plazas, y esas ganas de amar mi bici amarilla y aquel verano nunca volverán.

Y gracias fue tan bonito por darme tanto, cuando era niño y gracias lo necesito lo llevo dentro y vive conmigo.


El canto del loco
(Personas)

jueves, 24 de julio de 2008

El puzzle del mundo

Un científico que vivía preocupado por los problemas del mundo, estaba decidido a encontrar las respuestas necesarias para solucionarlos. Por eso, pasaba día tras día en el estudio de su casa en busca de respuestas para sus dudas.

Una tarde, su hijo de cinco años entró en el estudio con la intención de ayudarle a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro sitio. Pero después de comprobar que no le hacía ni caso, pensó en algo que pudiese distraer su atención.

¡Perfecto! Encontró una revista y vio que en una de sus páginas había un mapa del mundo... ¡justo lo que necesitaba! Arranco la hoja, recortó el mapa en muchos trozos y, junto con un rollo de celo, se lo dio a su hijo diciendo: “Mira hijo, como te gustan tanto los puzzles, te voy a dar el mundo en trocitos para que lo arregles sin ayuda de nadie”.

Así, el padre quedó satisfecho y el niño también. El padre porque pensó que el niño tardaría más de una hora en hacerlo. El niño porque creyó que estaba ayudando a su padre. Pero después de unos minutos el niño exclamó: “Papá, ya!”. El padre, en un primer momento, no dio crédito a las palabras del niño. Era imposible que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que nunca había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista del libro que leía, convencido de que vería resultado desastroso propio de un niño de cinco años. Pero, para su sorpresa, comprobó que el mapa estaba perfectamente reconstruido: cada trocito había sido colocado y pegado en el lugar correspondiente.

Sin salir de su asombro y mirando fijamente el mapa, le dijo al niño: “Hijo, si tu no sabías cómo era el mundo, ¿Cómo has podido hacerlo?” “¡Muy fácil papá!” – contestó el niño-, cuando arrancaste la hoja de la revista vi que por el otro lado había un hombre. Di la vuelta a los trocitos que me diste y me puse a hacer el puzzle del hombre, que sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar el hombre di la vuelta a la hoja y vi que había arreglado el mundo...”¡Cambia tu corazón y el mundo cambiará!

miércoles, 16 de julio de 2008

Regalos para el Maharajá

Una vez un maharajá, que tenía fama de ser muy sabio, cumplía 100 años. El acontecimiento fue recibido con gran alegría, ya que todos querían mucho al gobernante. En el palacio se organizó una gran fiesta para esa noche y se invitaron a poderosos señores del reino y de otros países.

El día llegó y una montaña de regalos se amontonó en la entrada del salón, donde el maharajá iba a saludar a sus invitados.

Durante la cena, el maharajá pidió a sus sirvientes que separaran los regalos en dos grupos: los que tenían remitente y los que no se sabía quién los había enviado.

A los postres, el rey mandó traer todos los regalos en sus dos montañas. Una de cientos de grandes y costosos regalos y otra más pequeña, de una decena de presentes.

El maharajá comenzó a tomar regalo por regalo de la primera montaña y fue llamando a los que habían enviado los regalos. A cada uno lo hacía subir al trono y le decía:

-Te agradezco tu regalo, te lo devuelvo y estamos como antes - y le devolvía el regalo, no importaba cuál fuera...Cuando terminó con esa pila, se acercó a la otra montaña de regalos y dijo:

-Estos regalos no tienen remitente. Estos sí los voy a aceptar, porque estos no me obligan a nada, y a mi edad, no es bueno contraer deudas.

Cada vez que recibamos algo, puede estar en nuestro ánimo o en el del otro transformar ese dar en una deuda. Si fuera así, sería mejor no recibir nada. Pero si somos capaces de dar sin esperar pagos y de recibir sin sentir obligaciones, entonces puedes dar o no, recibir o no, pero jamás quedaremos endeudados. Y, lo más importante, nunca nadie dejará de pagarnos lo que nos debe, porque jamás nadie nos deberá nada.

“Déjame que te cuente”
(Jorge Bucay)

lunes, 7 de julio de 2008

La lucha de la mariposa

Un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa para poder ver a la mariposa cuando saliera del capullo. Un día vio que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba por poder salir de capullo.

El hombre vio que forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño orificio en el capullo, hasta que llego un momento en el que pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. Pareció que se había atascado. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado del orificio del capullo para hacerlo más grande y así fue que por fin la mariposa pudo salir.

Sin embargo al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.

El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado que estaba. Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas... Nunca pudo llegar a volar.

Lo que el hombre en su bondad y apuro no entendió, fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar.

La libertad y el volar solamente podrán llegar después de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, también le fue privada su salud. Algunas veces las luchas son lo que necesitamos en la vida. Si Dios nos permitiese progresar por nuestras vidas sin obstáculos, nos convertiría en inválidos. No podríamos crecer y ser tan fuertes como podíamos haberlo sido. ¡Cuánta verdad hay en esto! Cuántas veces hemos querido tomar el camino corto para salir de dificultades, tomando esas tijeras y recortando el esfuerzo para poder ser libres.

No pensemos ni nos enfoquemos en lo que no tenemos, disfrutemos cada instante de cada día por lo que tenemos y nos ha sido dado.
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