jueves, 6 de noviembre de 2008

Canas y disgustos

A veces los chicos son imprevisibles. Parten hacia la escuela con un malhumor que nadie los aguanta. Y para cuando vuelven, ya se han olvidado de todo lo que les preocupa, y regresan cantando y jugueteando.

Así le pasó a esta niña, que estaba en los primeros años de la primaria. Su madre tuvo bastante trabajo para poder despertarla, arreglarla y llevarla a la escuela, distante trescientos metros de la casa. Durante toda la mañana se quedó preocupada por lo que le estaría pasando a su hija, quien últimamente le traía bastantes dolores de cabeza.

La chica, en cambio, se olvidó pronto de sus problemas. Y para cuando terminó el horario de clases, regreso a la casa, alegre y dicharachera. Tiró el guardapolvo y la cartera sobre la cama, y se dirigió hacia donde se encontraba su mamá. Esta la recibió de acuerdo con sus cavilaciones que aún la mantenían preocupada. Pero la niña estaba decidida a seguir adelante, sin darle importancia a la actitud materna. Se le acercó, y abrazándola por sobre el hombre, le besó cariñosamente. Se sorprendió un poco de que su mamá no le preguntara nada, como lo hacía normalmente respecto a lo que había visto en la escuela. Y para romper el hielo, inventó un diálogo:

-¡Mamá! Tienes unos pelitos blancos en la cabeza.

Había tocado un punto delicado en toda mujer que ya dobló la curva de los treinta y tres. La madre que no podía negar la evidencia, decidió desviar la atención, aprovechando el descubrimiento de su hija para moralizar la situación:

-Sí, querida. Eso que llamas pelitos blancos son canas ¿entiendes bien? Canas. Las canas salen a las mamás por los disgustos que les causan sus hijos.

-¡Uf!- respondió la pequeña, como quien hace un descubrimiento-. ¡La cantidad de disgustos que le habrás dado a la abuela, entonces!

La madre no tuvo mas remedio que reírse y pasó a preguntarle qué tal le había ido esa mañana en la escuela.


“Cuentos desde la cruz del sur”
Mamerto Menapace

1 comentario:

Anónimo dijo...

"-¡Uf!- respondió la pequeña, como quien hace un descubrimiento-. ¡La cantidad de disgustos que le habrás dado a la abuela, entonces!"

Bendita infancia...

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